ZIT. Zonas de Intensidad Temporal

Una conversación con Germán Labrador

Germán Labrador: Soy Germán Labrador Méndez, el nuevo Director de Actividades Públicas desde noviembre del 21 —así que eso de nuevo ya es muy relativo—. Aunque también llevo trabajando con el Museo al menos desde el año 2017, cuando empezamos a preparar la exposición Poéticas de la democracia. Y he colaborado en otros proyectos, como en la investigación sobre el exilio de la nueva Colección, así que la oportunidad de estar trabajando desde esta nueva posición representa un paso más en esta relación intensa y hermosa con el Museo.

Yo normalmente ejerzo como profesor en la Universidad de Princeton, donde tengo una cátedra en Estudios Culturales Ibéricos, pero me he tomado unas (vamos a llamarlas) “vacaciones” de este trabajo para desarrollar desde el Museo las líneas de trabajo que son parte de mi investigación. Para alguien que ha construido la parte principal de su carrera desde la academia, trabajar en un museo representa un reto mayúsculo, pero altamente estimulante. Porque significa poner en otros espacios y para otros públicos conceptos y herramientas que se dan por sentadas en el ámbito académico, pero que a la hora de traducirlas culturalmente para audiencias más amplias hay toda una serie de ejercicios que tienen que ponerse en juego. Y en este sentido es una oportunidad extraordinaria.

¿En qué consiste un departamento de Actividades Públicas?

El Departamento de Actividades Públicas es un espacio transversal y muy complicado, donde pueden caber cosas de todo tipo. Básicamente, sería algo así como la gran “caja de herramientas” o el gran “cajón de sastre” del Museo. Tradicionalmente los museos estaban definidos fundamentalmente por sus colecciones, pero nunca se han limitado a ser una colección. Desde sus orígenes, y en todos sus dispositivos, la historia de los museos ha sido la historia de las circulaciones de personas, ideas, entradas y salidas por esos espacios de representaciones cruzadas… Y los departamentos de actividades públicas son los lugares en que hoy en día los museos y centros de arte contemporáneo se dedican a pensar y a activar todas esas fuerzas museográficas y colectivas que no son específicamente obras de arte en los espacios, aunque sin duda apelan a las mismas.

Tradicionalmente un departamento de Actividades Públicas pues era algo que tenía que ver con públicos, que tenía que ver con audiencias, o con publicaciones, con poner palabras a la institución y poner cuerpos en las salas. Pero en los últimos años, el trabajo que ha hecho el Reina Sofía y las personas que han estado en esta posición  — pienso particularmente en Ana Longoni, pero también en Jesús Carrillo y en otras personas que han pasado por aquí, con las que he trabajado o no — pues han hecho un verdadero esfuerzo de repensar el Museo desde un departamento de Actividades Públicas. Generando espacios transversales que desbordan la propia institucionalidad del Museo y lo conectan con el mundo o permiten que el mundo se conecte con él. Esa metáfora de abrir poros en la superficie rígida, en la superficie cerrada del cubo contemporáneo, de la infraestructura pesada del centro de arte y permitir que a través de esos poros el Museo respire pero también haya filtraciones de agentes y comunidades que rodean ambientalmente la institución. Frente a la plaza dura de la cultura, el espacio poroso del tejido.

Y un departamento de Actividades Públicas sería el taller, los troyanos que permiten esas entradas y salidas del Museo concebido como un compartimento cerrado y que va más hacia un modelo de redes o un modelo de dispositivos interconectados, de mareas, de institucionalidades desbordadas. Básicamente, todo aquello que permita pensar el Museo más allá de sí mismo. Y a veces, si es necesario, contra sí mismo.

Áreas que hacen posible un departamento de Actividades Públicas

En el caso concreto de la arquitectura administrativa, institucional de este departamento de Actividades Públicas, pues articula seis grandes zonas muy diversas y que también han tenido su propia historia y sus propias trayectorias y sus propias personas de referencia, que han llevado en los últimos quince años líneas de investigación muy diversas. Pienso, por ejemplo, en el departamento de Actividades Audiovisuales o de Actividades Culturales que ha llevado Chema González (y que lleva) en el Museo y que articula desde las conferencias hasta los ciclos de cine en una serie de, digamos, propuestas para un público muy amplio y conectadas con las exposiciones o con líneas de investigación del Museo de más largo alcance.

Luego otro de los ámbitos donde las Actividades Públicas operan pues tiene que ver con la Biblioteca y con todas las actividades que la propia biblioteca como un espacio donde el Museo también existe. Que tiene que desde la propia activación de los fondos específicos de la Biblioteca, las líneas de colección y de activación de esas colecciones, ese pequeño espacio de exposiciones que tenemos en la Biblioteca ­­­–el Espacio D– o los grupos de lectura que están dando un resultado increíble en el último tiempo.

Un ámbito más de estas Actividades Públicas lo representan las Artes en Vivo, con los programas que organizamos de artes performativas, musicales, o todo lo que tendría que ver con el ámbito de las actuaciones en vivo, con las curatorías de Isabel de Naverán y José Luis Espejo y una gran red de agentes de dentro y fuera de la institución que nos acompañan en esta misión.

Luego tenemos que mencionar también el ámbito de Educación, que sería uno de los núcleos tradicionales de lo que se entiende por las Actividades Públicas. Es decir, la organización de las –vamos a llamarlas, entre comillas– “visitas a las exposiciones”, concepto que hemos revisado y desbordado a través de la idea de mediación. Y la mediación como un lugar donde se trabaja en la imbricación del Museo y la comunidad, tanto con institutos y otros espacios de formación, familias, grupos y comunidades vinculadas al Museo. También la pregunta por la diversidad y por la inclusión de la diversidad en el Museo son algunas de las líneas que los equipos de Educación –que es un departamento inmenso dirigido por María Acaso– está operando.

Otro elemento más de esta gran área de las Actividades Públicas lo representan las redes del Museo, lo que llamamos Museo en Red y Museo Situado, que implica tanto la articulación comunitaria del Museo en el barrio: la Asamblea del Museo Situado, un proyecto de referencia que ha transformado la percepción y la autopercepción del Museo en los últimos años y que parte de una asamblea de colectivos en Lavapiés –un Lavapiés extendido, un Lavapiés imaginario– que son cómplices y compañeras del Museo. Y que nos obligan permanentemente a pensar cómo y para qué, y para quiénes estamos trabajando y quiénes somos en relación con el lugar en el que estamos. Nos ha permitido pensarnos desde el espacio y no contra el espacio, como muchas veces los propios museos de arte contemporáneo, por la propia historia arquitectónica y urbanística de estos espacios en las últimas décadas, han sido “naves espaciales” respecto de sus barrios diseñados incluso casi para un “ataque marciano”. Y se trata de alguna forma de revertir, o por lo menos de problematizar esas dinámicas.

Y luego quiero mencionar específicamente el Centro de Estudios del Museo, desde donde la conexión con la Universidad y a través de diferentes fórmulas: algunos programas de educación oficial, otros programas más informales, líneas de trabajo como son las Cátedras, que permiten que haya investigadores visitantes en el Museo o Grupos de Investigación de una manera más o menos permanente (o no), de forma virtual o de forma física… Construye un entorno de investigación y de cuestionamiento alrededor del Museo y para el Museo. Se trata de pensar la Academia desde el Museo y el Museo desde la Academia, en una zona de intersección muy productiva que de alguna manera representa una zona de intersección por explorar y parte de mi proyecto en esta institución tiene que ver con imaginar las maneras en las cuales ese Centro de Estudios puede plantear preguntas, dinámicas, zonas de trabajo nuevas en el contexto del Reina Sofía y del Estado español.

Mencionaba antes el Museo Situado, donde está Sara Buraya y María Mallol y en este espacio también se conecta con el Museo en Red, que articula las redes internacionales y transnacionales del Museo, como son L’Internationale, que es una confederación de museos y centros de arte y espacios cívicos a nivel europeo que están pensando cuestiones de comunidad, ciudadanía, democracia e instituciones artísticas. Y que ya lleva un historial de trabajo en equipo muy sólido de varios proyectos y también diversas redes: Fundación de Los Comunes, Laboratoria, el Instituto de Imaginación Radical del Mediterráneo, que hace que el Museo  –y, por supuesto, la Red de Conceptualismos del Sur– que hace que el Museo se piense dentro de un tejido muy extenso de personas que van, vienen, generan sus propios proyectos, traen y llevan ideas de vuelta en una telaraña de prácticas, de agentes, que al ir acumulando historias en el tiempo producen un tejido de una riqueza realmente llamativa.

Y luego hay otras áreas específicamente que no forman parte en este momento de la estructura propia de Actividades Públicas, pero que tienen mucho que ver, como es toda la zona de editorial, de Publicaciones, la zona de Medios, de Redes… Son espacios muy afines, aunque tengan su propia autonomía, de alguna forman parte de todos esos lugares de activación de “lo Museo” más allá de sus objetos, vamos a decirlo.

ZIT. Zonas de Intensidad Temporal

Pues programar desde un Museo, y desde un Museo tan denso y rico y activo como este, tiene que ver con hacerse cargo de cosas que ya están sucediendo y no tanto traer una agenda propia de temas o de preocupaciones sino de escuchar qué es lo que los distintos equipos, los distintos grupos desde los múltiples ámbitos están ofreciendo y están proponiendo en este momento y tratar de crear líneas de atención y escucha entre esas propuestas que tienen mucho que ver. En este sentido, es muy apasionante ver como las seis zonas de trabajo de Actividades Públicas tienen, como si dijésemos, sus propias líneas de investigación, sus propios grupos de investigación y sus propios espacios de reflexión sobre lo que hacen. Hay una gran autoconciencia y una permanente búsqueda de cuestionamiento y también hay una programación que emana de esas distintas áreas, lo que crea un entorno muy rico pero también muy complejo de propuestas. Y lo que se trataba era pensar esas galaxias de propuestas de una manera cohesionada, de una manera constelada, a través de una serie de, vamos a llamarlos, temas, preguntas, de momentos, que resonaban y que por supuesto atraviesan también la Colección y las distintas propuestas expositivas y que crean, como si dijésemos, ejes transversales a lo largo y ancho del Museo.

No es casualidad porque en realidad esas preguntas y esas intensidades desbordan al Museo como espacio, no se trata de lo que el Museo está pensando, sino cómo el Museo –ese ente abstracto– está siendo atravesado por preguntas y por dinámicas y por cuestionamientos que vienen del mundo y que atraviesan a las ciudades y que están siendo determinantes para pensar nuestro presente. En ese sentido, a partir de esa noción de Zonas de Intensidad Temporales, ZIT, que es un homenaje a Hakim Bey y sus Zonas Temporalmente Autónomas, planteamos cada mes o mes y medio un problema o un concepto o una pregunta que pueda reunir o que pueda servir para pensar en su conjunto las distintas zonas de trabajo de Actividades Públicas del Museo y que sirva para presentarlas como un conjunto públicamente. Porque muchas veces para una audiencia más amplia de las personas cómplices que nos acompañan en los trabajos y en los desarrollos de los proyectos del Museo, un público cercano o afín pero más amplio no necesariamente es consciente de la riqueza de propuestas y espacios y modos de trabajo que el Museo alberga. No son conscientes, por ejemplo, de que en la Biblioteca hay un grupo de estudio que realiza preguntas densas sobre cómo se está contando el Museo o cómo funciona la literatura que habita la biblioteca, o tampoco saben que hay un Centro de Estudios donde tenemos una Cátedra de Estudios Poscoloniales en la que Rita Segato y otras personas vienen colaborando en años pasados.

O que hay un grupo de investigación vinculado a un programa de estudios sobre Teatralidad que genera performances, conferencias, investigaciones… Alrededor de lo no-humano y lo humano, las relaciones del Antropoceno con las formas de vida y cuerpo que desbordan lo humano entendido desde lo individual. Esas preguntas por la interdependencia, o por la ecología, o en otros momentos por la institucionalidad crítica o por la poscolonialidad, que se pueden estar dando desde múltiples lugares del Museo a la vez. Como estas ondas neuronales que encienden distintos centros cerebrales en un momento dado, son nombradas como ZIT, un modo también de hacerlas pensables y hacia dentro y hacia fuera. También de hacernos conscientes, en el sentido que muchas también las distintas partes del Museo acostumbran a trabajar de manera autónoma y estas herramientas sirven para reforzar la interacción y la constelación entre los múltiples centros de este museo de museos en el cual creemos y trabajamos.

Presente y futuro inmediato

En este año hemos comenzado trabajando una Zona de Intensidad Temporal alrededor de los múltiples feminismos que nos habitan como institución en búsqueda de sí misma, y hemos dedicado un segundo ZIT a pensar las prácticas de literatura expandidas que configuran también la identidad de los museos. En el contexto de los Estudios Culturales o de las Humanidades en el contexto español, siento que hay una permanente segmentación entre la Historia, el Arte, las formas estéticas y la Literatura, el lenguaje, las formas lingüísticas. Y que esta visión artificial tiene que ser suturada rápidamente y en ese sentido la incorporación explícita de la Literatura, que ya estaba circulando en el Museo desde hace mucho tiempo, me parece una de las zonas de investigación en las que es importante incidir y en este sentido, el próximo año desde el Centro de Estudios vamos a lanzar un grupo de estudio sobre Literatura e Imaginarios que va a estar trabajando en esta línea y también un grupo sobre Lenguaje, Poder y Capital que nos parecen herramientas fundamentales para abrir estos conocimientos e incorporarlos desde el Museo a otros lugares y desde otros lugares al Museo.

En el mes de mayo hemos tenido un ZIT organizado a través de la expresión “materia política” que quería pensar las formas por las cuales los materiales son políticos o devienen políticos y por las cuales son capaces de activar determinadas formas de trabajo y de comunidad en sus propios haceres formales y materiales a partir de la confluencia de tres grandes exposiciones: la exposición sobre gráfica política de Benjamin Buchloh, la exposición sobre el Jardín de las Mixturas de Alejandra Riera y la gran exposición de la Red de Conceptualismos del Sur Giro Gráfico. En todas ellas ese cruce entre los haceres, los sentires, la comunidad y las preguntas políticas están en el centro de las formas artísticas y de las prácticas comunitarias que las sostienen. Y creo que ahí hay algo como de un trabajo de delicadeza y de intensidad muy particular que se ha pensado curatorialmente mucho y en este sentido desde las diferentes Actividades Públicas hemos querido acompañarlo con congresos, con mediaciones, con talleres –como Estallidos Gráficos–, ciclos de cine, visitas a sala o múltiples talleres. Hemos, en este caso, acompañado un trabajo que tenía más que ver con la interacción de las colecciones.

En el mes de junio nuestro eje de discusión es el de la poscolonialidad y ahí el ejercicio es más bien el contrario: hay una confluencia de dos de las cátedras de estudio, la visita de Rita Segato, desde la Cátedra de Aníbal Quijano, y la visita de Teresa Ralli desde la Cátedra de Teatralidades Expandidas. Estos eventos que van a suceder de una manera coordinada construyen todo un tejido muy fuerte de preguntas sobre las divisiones norte-sur, colonia-metrópolis, estética-emancipación, género y dominio… Y hay otros eventos, de hecho el festival Archipiélago cuyas líneas de trabajo de este año son profundamente poscoloniales, o Voces Situadas que trabaja desde el Museo Situado y algunos eventos que tienen que ver con el ciclo de cine, con unos encuentros que están operando en esta misma tensión poscolonial.

En el otoño tenemos otras tres ZITs, que van a organizar lo que nos queda de programación este año. Una opera con la idea de los fantasmas del Museo, que reflexiona sobre el museo como espacio fantasmal, el museo como institución construida a partir de dispositivos fantasmales que lo encantan y lo acompañan, como puede ser la misma idea de Colección, pero también la misma idea de performance o la misma idea de muerte, de duelo, como dispositivos que conectan la imagen y la identidad, la ausencia y la presencia, y que son fundacionales. La misma idea de Museo, o la misma de idea de Cultura, o la misma idea de la idea de Museo como contrario con la idea de Cultura y vamos a explorar esos límites y a acompañarlos y a tratar de tensar esa distancia entre el Museo y su fantasma para ver si en ese espacio es posible una habitación más compleja, una habitación más inclusiva de la idea de institución, que será el último de los ejes.

La idea de las instituciones críticas, la crítica de las instituciones a partir de lo que será uno de los grandes eventos del año del Museo, la exposición de Francesc Tosquelles, coproducida con el CCB, donde a partir de la figura del psiquiatra, libertario, anti-psiquiatra, emancipador catalán Francesc Tosquelles –o exiliado, olvidado, recuperado– y todas las prácticas hacia otras formas de institucionalidad, hacia otras formas de acogida, la propia discusión sobre las nociones de salud y diversidad. Estarán acompañando todo un proyecto enorme desarrollado con las compañeras de Educación y que tiene por ver cómo podemos aprender de la noción de Escuelas, que eso es también una forma muy constitutiva de pensar las Actividades Públicas desde este Museo. La Escuela Perturbable será la fórmula por la cual se genera un programa muy transversal que acompaña esta exposición.

En medio de esas dos ZITs habrá, en el mes de noviembre, en los entornos del mes de noviembre –las ZITs no se corresponden específicamente con un mes, a veces lo desbordan, más bien tiene que ver con una acumulación de tiempos y espacios, de actividades en tiempos y espacios concretos–. En noviembre se cumplen los veinte años del hundimiento del petrolero Prestige en Galicia, que dio lugar a una ola de movilización y de creatividad popular muy notable que configuró un antes y un después en las mentalidades ciudadanas en relación con el medio ambiente. Veinte años después las denuncias sobre la relación entre contaminación y muerte social, la pregunta por una democracia que puede ser solo si es ecológicamente soberana, se nos han hecho demasiado inquietantes y volver a pensar la ecología también desde esta tradición crítica quizá nos da unas herramientas para imaginar caminos. En todo caso, la cuestión ambiental y la relación entre democracia y medio ambiente –que va a ser una de las preguntas clave en las décadas que vienen– es una de las líneas de trabajo – que por supuesto ya existe en el Museo pero que deseo incentivar– y esta ZIT será un poco un buen momento para empezar a hacerlo.