Ryoko Akama hace que objetos cotidianos, juguetes y materiales antiguos resuenen de manera acústica en su actuación creando situaciones relacionadas con ella misma, el espacio, los materiales y el público. Todos los movimientos de los objetos generan algún tipo de sonido, aunque algunos sean inaudibles para nosotros según la escala y la acústica del espacio. Este fenómeno de la actuación es intencionado y le interesa especialmente, el no oír «casi nada» y no ver «casi nada». La vista juega un papel tan importante como el oído en este espacio empírico. Sin embargo, Akama cambia un poco el enfoque en las sesiones de grabación con otros artistas. En estas, los objetos que emiten sonidos muy débiles suelen quedar fuera de la selección instrumental, ya que prefiere trabajar con elementos que producen sonidos más fuertes. La intención es la interacción sonora y el resultado audible.A Ryoko le encantan los objetos automatizados con motores e imanes que emiten ruidos sutiles y bonitos. La producción de esta pieza llama la atención sobre ellos. Akama toca uno tras otro rodeada de tres micrófonos. Hay momentos en los que hace que dos o tres objetos interactúen y colaboren de manera simultánea. La autora intentó registrar la observación auditiva de objetos particulares que solo suelen verse en sus conciertos. Quiere que imaginemos qué son esos objetos que producen sonidos tan complejos. Son ellos los que hacen música.Escúchalo a un volumen moderado.Ryoko Akama es una artista, compositora e intérprete sonora que aborda situaciones de escucha que magnifican el silencio, el tiempo y el espacio y ofrece experiencias silenciosas espaciotemporales. Sus obras sonoras emplean objetos pequeños y frágiles como globos de papel y botellas de cristal, que crean pequeñas situaciones y encarnan la estética del «casi nada». También redacta textos e interpreta partituras alternativas en colaboración con artistas internacionales. Además, dirige el sello Melage Edition, Amespace y coedita la publicación Mumei.Nuestro especial agradecimiento a Stephen Harvey y la Universidad de Huddersfield por hacer posible esta grabación.
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