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Jean Dubuffet (31 de julio 1901, Le Havre - 12 de mayo de 1985, París) más que un artista, fue un instigador de la cultura. Defensor de las creaciones artísticas que se desarrollan desde los márgenes de la cultura oficial, acuñó el término del Art Brut para referirse a ellas. El Art Brut no es un estilo que reúna unas características concretas, sino una aproximación a una posición socio-cultural alejada de los entornos artísticos institucionales. Está claro que su noción de Art Brut muestra la intención de dejar abierta la definición de creatividad, con el menor número posible de juicios de valor.El interés de Dubuffet por el Art Brut se remonta a 1923, cuando estaba haciendo el servicio militar en la estación meteorológica de la Torre Eiffel. Durante ese año, descubrió los dibujos visionarios y se interesó en las creencias de los clarividentes. También le influenció el libro de Hanz Prinzhorn El arte de los enfermos mentales (Bildnerei der Geisteskranken, J. Springer Ed, 1922). Prinzhorn relata en el libro la decisión de llamar "arte" a las producciones de los enfermos mentales, y es a partir de este precedente que Dubuffet se desprende de todo lo que aprendió en la escuela de arte —estudios que nunca terminó, al abandonarlos para dedicarse al negocio familiar del vino.Como escritor utilizó las palabras y el conocimiento para construir y deconstruir las nociones de arte y cultura aunque, al mismo tiempo, criticó la propia actividad de la escritura y ensalzó el poder comunicativo de la imagen visual. La contribución escrita de Dubuffet esboza una especie de utopía artística, donde las jerarquías de valor se disuelven y el acto artístico vuelve a su estado original, dionisíaco de juerga e intoxicación.La postura de Dubuffet se inserta en la línea del pensamiento revolucionario desde lo estético, en la que podemos situar 50 años antes los manifiestos dadaístas y surrealistas, y antes aún las proclamas del romanticismo, una línea que apuesta por el arte como herramienta de contestación social, como artefacto con el que lograr la revolución, o más bien la rebelión, que diría Dubuffet en su libro Asfixiante Cultura (Ediciones del Lunar, 2011).A lo largo de su vida, Dubuffet siguió siendo siempre subversivo, provocador —relacionado con los círculos patafísicos de la época—, dentro del panorama cultural de mediados del siglo XX. Buscó, en su vida y a través de sus diferentes facetas como artista —escritor, coleccionista e incluso músico— liberarse de todas las formas de opresión intelectual. De esta forma se enfrenta a lo sonoro durante su corta faceta como músico, como si de una tabula rasa se tratase, colaborando con músicos de la escena experimental como Ilhan Mimaroglu.Las cuestiones sobre el arte y la cultura que han sido planteadas por este prolífico artista y escritor son preocupaciones que siguen vigentes en nuestros días.
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