Daniele Buetti (Friburgo, Suiza, 1955) propone una instalación atmosférica a partir de las características arquitectónicas y espaciales de las salas de Espacio Uno, de altas paredes blancas y sin ventanas. Su intervención espacial escoge el tema del anhelo humano por el amor y la ternura, además de la traición de nuestras emociones en la experiencia colectiva, en relación a la manipulación de las grandes tragedias por parte de los medios de comunicación. El juego continuo de luz y sonido añade un aspecto muy sensual al espacio. Sin embargo, los materiales empleados son pobres, de manera que se evidencia la artificialidad por el contraste entre la creación de efectos y la realidad de las necesidades, o entre el lujo de las modelos y la escasa calidad de los materiales, así como la consciente torpeza en la realización de los paneles.
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