Radio Sicalipsis
(un equilibrio inverosímil)
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Publicación | Miércoles, 6 Julio, 2022 |
Idioma | Español |
Agradecimientos | Capítulo 1: Laboratorio de Sonido del Dpto. de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de Valencia (UPV)Capítulo 2: Gloria Π y Sergio Sánchez Idea, guion y dirección:Capítulo 1: Gloria G. Durán (Universidad de Salamanca) Capítulo 2: Tais Bielsa Rey y Gloria G. Durán (Universidad de Salamanca) Investigador invitado al programa: Miguel Molina-Alarcón (Universitat Politècnica de València)Realización sonora: Capítulo 1: Laura Romero Capítulo 2: Tais Bielsa Rey |
Resumen | La sicalipsis tiñó la vida cultural española de las tres primeras décadas del siglo XX. Contó con seguidores incombustibles y férreos detractores: Unamuno quiso erradicarla de la faz de la tierra y Álvaro Retana la empleó en todas y cada una de sus manifestaciones artísticas.Ahora bien, la sicalipsis tiene límites difusos, es muy difícil de atrapar. Se construye adaptándose a los contextos, pero siempre en la fina línea que separa lo provocador de lo inasumible, quedándose en lo... Más La sicalipsis tiñó la vida cultural española de las tres primeras décadas del siglo XX. Contó con seguidores incombustibles y férreos detractores: Unamuno quiso erradicarla de la faz de la tierra y Álvaro Retana la empleó en todas y cada una de sus manifestaciones artísticas.Ahora bien, la sicalipsis tiene límites difusos, es muy difícil de atrapar. Se construye adaptándose a los contextos, pero siempre en la fina línea que separa lo provocador de lo inasumible, quedándose en lo que Félix Limendoux —inventor del propio término "sicalíptico"— llamó "equilibrio inverosímil".Radio Sicalipsis es entonces un espacio radiofónico que pretende gustar tanto a los amantes de las bellas artes como a aquellos oyentes de gustos estragados. En él se trazan líneas de pensamiento que atraviesan la improbable definición, abarcando todo aquello que se sale de lo previsible, probable e incluso esperable. Masculinidades difusas, esencias de escurridiza pulcritud, vanguardias nuevas hasta para sí mismas, cine sicalíptico sin saberlo, bailes epileptoides en su más amplia definición... Radio Sicalipsis cuenta con programas de mujeres galantes avant la lettre del dandi, galaxias voluptuosas, Terpsícores zigzagueantes, severos regímenes a base de humores modernos, de neurastenia y también melancolía.Líneas de fuga que sirven no solo para ahondar en la vida cultural española, sino para tratar de diseminar la semilla de una renovada sicalipsis. Una que, cual utopía queer que en realidad es, se encarga de reescribir el pasado para intentar imaginar un futuro mucho más interesante. Menos |
Nota de lengua | Español |
Etiquetas | Música, Historia |
Canal de radio | Procesos |
Colección digital | Radio del Museo |
Copyright | Produce © Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (con contenidos musicales licenciados por SGAE) |
Transcripción
Radio Sicalipsis. Punto intermedio entre lo moral, artístico y el desenfado sin arte. Sin ser lo primero en absoluto y no llegar al desprecio de aquellos con gusto estragado
Radio Sicalipsis. Un equilibrio inverosímil
Capítulo 1, parte 1: En este programa: ¿Sicalípticas Dandis o Dandis Sicalípticas?
Un día le pregunté a Ragon, el historiador: "¿Cómo se debía escribir la historia?". Me dijo: 'hay que inventarla"'.
John Cage
─ Gloria G. Durán: Hola, soy Gloria G. Durán y hoy, en Radio Sicalipsis, arrancamos ciclo con mi maestro, Miguel Molina Alarcón, que lo tenemos de invitado de honor, para dilucidar qué es esto de las Sicalípticas Dandis.
─ Miguel Molina Alarcón: Bueno, gracias, Gloria, pero bueno, como maestro ahora soy un alumno, en el sentido de que a mí la extrañeza en este programa que estás uniendo, ya que se habla de esta Radio Sicalipsis como un equilibrio inverosímil, mi pregunta inverosímil es: ¿Qué relación tiene Sicalípticas con los Dandis o los Dandis con las Sicalípticas? Una extrañeza porque realmente me llamo la atención porque las Sicalípticas se asocia a la picardía erótica, la malicia y el dandi, a la frialdad, la distancia, no lo erótico en demasiado exhibido. Entonces, ¿por qué esa asociación, tan extraña y tan inverosímil?
─ Gloria G. Durán: Que es lo que nos gusta, lo inverosímil. Pues mira, me alegra que me hagas esa pregunta porque realmente, una de las definiciones de Sicalipsis, que fue publicada en el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española en 1917 precisamente por un valenciano, que tenemos que recordar que estamos en Valencia, grabando este programa y fue en Valencia donde nos conocimos tú y yo en el 98. Bien, pues este señor que se llama (José) Alemany y Bolufer, en 1917 escribió así:
"Sicalipsis: quizá del griego Sinkalypsys: Acción de cubrir, de velar, de ocultar.
Belleza artística en que campea el ingenio, la intención y la gracia picaresca sin rayar en la obscenidad. Constituyen su carácter, esencialmente erótico, el atrevimiento del fondo y la elegancia de la forma, que, a modo de artístico velo, esfuma la dureza de las líneas y suaviza la tonalidad del cuadro, desterrando de él todo aquello que está reñido con el arte y el buen gusto. El deplorable uso que suele hacerse de esta palabra ha sido causa de que muchos la confundan con la voz pornografía y, en tal sentido, la empleen, pretendiendo hacer sinónimos de vocablos cuya significación es muy distinta".
[Canción Bella Zulima. La Pulga (1906)]
Ay, señores por favor.
Quién me quiere desnudar,
Porque tengo miedo atroz
y me voy a poner mal.
Una hormiga sin pudor,
Me recorre sin cesar,
Por arriba, por abajo,
por delante y por detrás.
─ Gloria G. Durán: En 1917, que era contemporáneo a la sicalipsis, quedaba claro que la esencia está en lo velado. Y también en el dandi, fíjate que la esencia está en los matices, en esa especie de códigos ocultos en que solamente la gente iniciada puede leer esa magia de la construcción de un personaje,
─ Miguel Molina Alarcón: Sí, puedo entender un poco más porque claro, como se ha asociado muchas veces lo sicalíptico como una palabra inventada que, al principio era para pornografía con lo de mostrar. También el otro día me sorprendió de que decías "es velado", es decir, es un erotismo velado, también, del dandi. Incluso, lo asocio a la cupletista La Goya. Cuando le preguntaron cuáles eran las virtudes de una cupletista, ella decía "la elegancia", algo tan fácil, tan difícil. Y mostrarlo, esa elegancia, en los gestos y en la no afección, porque en el dandi siempre es seguro, lo distante. Y ella decía que una cupletista está sola en el escenario y todos te observan. No te puede cubrir un escenario. Y quizá, a lo mejor, el dandi (ahora escuchándote) crea ese dualismo, porque igual que la cupletista está sola, es la canción unipersonal, también tiene ese carácter muy personal del dandi.
─ Gloria G. Durán: Claro, es una construcción como muy sutil y, efectivamente, el erotismo también (como llena todo el sistema), porque el dandi no deja de ser alguien que quiere seducir constantemente. Quiere ser como amado por un público que, a su vez, se repudia. Es muy contradictorio.
─ Miguel Molina Alarcón: Sí, muchas veces, se ha dicho que el esnob (que lo decía Dalí): “Mira, el esnob es que lo quieren invitar a una fiesta, y el dandi (decía él) es aquel que va a una fiesta y hace todo lo posible para que le echen”.
─ Gloria G. Durán: Efectivamente.
─ Miguel Molina Alarcón: Quiero decir, que no muestra el deseo. Entonces, es curioso que, en las cupletistas, cuando cantan, los sentimientos no los muestran. Frialdad.
Causo molestias a mucha gente...
─ Gloria G. Durán: Porque, de hecho, lo que vamos a tratar aquí que hay muchos autores que dicen que un dandi no puede ser una mujer y esto es un error en los términos porque precisamente el dandi va contra toda posibilidad de que se le catapulte en un código de reglas establecido. Si pasa eso, ya no hay dandis. Y, por otro lado, casi todos los dandis cogen atributos de la mujer, ¿no? ¿Qué pasa? Jean Lorrain iba maquilladísimo y con grandes ojeras. Oscar Wilde, con un abrigo de pieles, con el culito respingón y unos andares siempre grandilocuentes. Álvaro Retana se depilaba las cejas, ponía boquita de piñón en sus fotos y llevaba sombra de ojos. Félix Yusúpov llevaba zapatos de tacón y las caderas siempre zigzagueantes. Robert de Montesquieu iba con su ramo de lilas en lugar de corbata, la barbilla siempre altiva y el bigotito engominado. Y Hoyos y Vinent llevaba ese monóculo que tanto nos gusta, los tacones, las pieles y el colorete. Todos ellos eran infinitamente más femeninos que muchas mujeres
─ Miguel Molina Alarcón: Pues no corresponde un poco con el dandi de ahora, que es un dandi todo un caballero, gentleman, aséptico y es totalmente opuesto a toda esa relación.
─ Gloria G. Durán: Ese es el problema.
[Canción Carmelita Aubert. Varon Dandy (1934)]
Cuando un hombre quiere tener pabellón
De conquistador y galán
Debe pensar antes que su galardón
Y saberse bien perfumar.
Un perfume hay propio de varón,
Que le da atractivo y distinción.
Varón Dandy, varón dandy,
El perfume de la seducción.
─ Gloria G. Durán: Precisamente, este asunto, el de la masculinidad, era la construcción que era una de las grandes obsesiones de la Edad de Plata. Habíamos perdido las colonias, habíamos perdido la gloria. Parecía que iban a ser los hombres (muy hombres) y los españoles (muy españoles) los que iban a hacernos grandes otra vez. Ahora bien, la cosa se complicaba: si además de ser grandes queríamos ser modernos, ¿cómo podíamos ser modernos, entrar en el ritmo de Europa, si nos construíamos así?. Es decir, peludos, fornidos, olorosos, recios y robustos. Obviamente, era imposible. Había que inventar un modelo de masculinidad que, aun sin tachas, transitase cierta gracilidad. Ser un varón muy varonil y oler bien no era, pensaron los guardianes del orden, incompatible, "Varón Dandy, el perfume de la seducción". Podría haber sido una solución, si no le hubieran puesto ese nombre. Porque, como todo el mundo sabe, el dandi es el andrógino de la historia. La paradoja patria estaba servida. Asepsia, higiene y pulcritud harán a un cursi, o a un esnob, pero jamás a un dandi.
Estas, como dice Retana refiriéndose a sus mujeres, están en pecado mortal. Pero siempre huelen bien. Y no precisamente a Varón Dandy.
[Anuncio] El hombre debe usar los productos Varón Dandy para caballero. Es por asepsia, por higiene, por pulcritud. Siempre y únicamente, Varón Dandy.
─ Miguel Molina Alarcón: "La mujer es lo contrario del dandi. Es por ello, abominable. La mujer tiene hambre y quiere comer. Sed, y quiere beber. Está en celo, y quiere ser poseída. Hermoso mérito." Firmado, Baudelaire.
─ Gloria G. Durán: Que un intelectual de la talla de Baudelaire sea capaz de comprar la idea mainstream de la mujer que se daba en el siglo XIX es lo más alejado del dandi. Hermoso mérito, querido Charles Baudelaire. Firmado, Gloria G. Durán.
[Canción Varon Dandy. Varon Dandy, Sandunga (2007)]
Me acompañaste a aquella fiesta,
Porque tenía invitación.
Pinchaba un tal Varón Dandy,
Objeto de tu devoción.
Y me perdí entre las grupis,
que saltaban en la pista.
Y note pude ver.
Y apareciste en gogotera,
Transformado en pantera.
Y no supe qué hacer.
Radio Sicalipsis
─ Miguel Molina Alarcón: La historia solo nos ha dado nombres de dandis masculinos.
─ Miguel Molina Alarcón y Gloria G. Durán:
Brumell
Romaine Brooks
Lord Byron
Nathalie Clifford-Banning
Alfred d’Orsay
Dolly Wilde
Disraeli
Colette
Tocqueville
La Polaire
Mariano José de Larra
Florine Sttetheimer
Charles Baudelaire
Djuna Barnes
Martín de Rosas
La Baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven
James Abbott
George Sand
Whistler
Vivienne
Oscar Wilde
Gloria Laguna
Jean Lorrain
Montesquieu
La Madeimoselle de Maupin
D’Annunzio
La Marquesa de Merteuil
Visley
Marguerite Radclyffe Hall
Raymond Russell
Una Troubridge
Antonio de Hoyos y Vinent
Hannah Gluckstein
Álvaro Retana
La Nelken
Valle-Inclán
La Bella Otero
César González Ruano
La Bella Chelito
Luis Cernuda
Carmen Flores
Eugenio D’Ors
La Venus de Bronce
Marcel Duchamp
Eva Tanguay
Francis Picabia
Ema Balberini
Joseph Beuys
Julia de Castro
David Bowie
La Negri
Andy Warhol
Maruja Mallo
Senyor pirotécnic pot començar la mascletà
Sicalipsis
─ Miguel Molina Alarcón: Bueno, después de estas batallas entre los dandis y las dandis también los mismos dandis, en sí mismo, tienen relaciones inverosímiles o llamaríamos mejor paradojas en su propia identidad es tan territorial, de identidad.
─ Gloria G. Durán: Si quieres, las numeramos, Miguel. Que tú y yo llegamos a estas conclusiones en la tesis doctoral.
─ Miguel Molina Alarcón: Paradoja 1. Son seres desclasados.
─ Gloria G. Durán: Efectivamente, porque salen de la clase a la que realmente pertenecen, bien sea la burguesía, esa odiada clase media vulgar hasta la náusea, o bien de la clase obrera, también rutinaria y repetitiva. Por lo tanto, salen de ella, pero se adscriben a una suerte de clase por elección personal y un poquito en el aire.
─ Paradoja 2. Se posicionan contra toda la normativa y la normalidad de la clase media.
─ Pero ojo, no se posicionan de un modo revolucionario, sino que es una sutil rebelión de gestos velados, como hemos visto al principio.
─ Paradoja 3. El yo como arte.
─ Efectivamente, se convierten en una obra de arte ambulante y generan todo un elenco de signos en torno a esa misma artisticidad. Se hacen vendedor y mercancía en un solo cuerpo.
─ Paradoja 4. Su lema nihil admirari, no inmutarse, no parecer nunca sorprendido, conservar siempre la impasibilidad.
─ Es Epicuro o la dicha de las piedras. Como decía Félix de Azúa, los dandis sufren de macrocefalia. Y tienen una hipersensibilidad. ¿Y qué hacen para protegerse? No inmutarse jamás.
─ Paradoja 5. Fingir no trabajar y no parar de producir. Rechazo del trabajo remunerado.
─ Esto realmente es un poco contradictorio, pero como es paradójico, lo que rechazan es el trabajo rutinario, repetitivo, que gestiona un día igual al siguiente, y por lo tanto construyen un modo de conseguir dinero, y no les importa que sea mucho, pero simulando que lo haces con suma facilidad, aunque te cueste infinitamente.
─ Paradoja 6. Ocio que conduce inevitablemente al esplín, al ennuit o al vulgar aburrimiento.
─ Por supuesto, como son aristócratas, aunque sean aristócratas de intemperie o del espíritu, ellos tienen que fingir que siempre están un poquito desocupados, rozando el aburrimiento. Es esa idea de que están ya de vuelta, ya saben mucho más que el resto de los seres. Como decía Álvaro Retana: "El mundo se divide entre dos tipos de seres: él (en un lado, solo) y el resto de seres, vulgares, gentecilla o gentuza".
[Canción La Argentinita. Todo al revés (1922)]
Siguiendo así las cosas
lo mismo que ahora van
muy pronto las mujeres
al hombre sufrirán.
Veremos entonces el punto al revés
y cambiados los papeles
será el hombre la mujer.
Será el hombre la mujer.
Será el hombre la mujer.
Y la mujer, por consiguiente, hará de hombre
y habrá que ver entonces cuando le pregunten a una chica: "¿A dónde vas, Purita? Y ella diga: 'A esperar a los modistos, hay un rubito tobillero con melenita a lo garçon que me quiere tarumba. Tiene unos ojazos... el otro día me lo llevé a ese cine nuevo que han puesto... Y si vieras qué inocente es. No hacía más que suspirar y pedirme bocadillos, lo cual yo le dije: ¿Es que tienes la solitaria, monín?" y me contestó con un candor: No, es que no he podido ir a comer por terminarme unos culotitos'".
Aunque a algunos les parezca que soy una exagerada con el feminismo, todo eso queda atrás.
─ Miguel Molina Alarcón: Continuando esas paradojas que se hablaban, sí que es verdad que, en las sicalípticas, las cupletistas, la mayoría de ellas eran de clase social muy baja, muy baja, y en el caso de La Fornarina, pues ayudaba a su madre. Era lavandera, luego fue también cercana a... trabajadora sexual. Pero realmente luego, cuando fue cupletista, ella estuvo en París y cuando le preguntaba de París qué te traes, pues se traía a Víctor Hugo, a los escritores, a Jean Lorrain...
Y que para ella ya se traía un elemento de contrario a ese mundo que había vivido de clase. Era como decía también Hugo Ball, "del dandismo de los pobres".
─ Gloria G. Durán: Como decía Juan Ramón Jiménez, eran "aristócratas de intemperie". De hecho, Jean Lorrain me interesa especialmente porque de algún modo tiñe todo el sistema de la sicalipsis por los anillos que lo vamos a ver luego, pero también por este por ejemplo, hay un fragmento muy bonito en el libro de La narración del estudiante, donde él describe de modo fascinado la belleza de una mujer muy misteriosa que se aloja donde se aloja el estudiante y a qué se dedica la mujer. Y hace una descripción del mundo de las variedades, el mundo del circo, el mundo de los espectáculos populares que creo que es bastante revelador.
[Audio de la lectura de La narración del estudiante, de Jean Lorrain]
“Esta mujer no era probablemente, después de todo, nada más que una viciosa, alguna amante anónima de la depravación que venía a distraerse en clandestinas orgías del aburrimiento diario de un marido, de un matrimonio y de una casa burguesa.
Burguesa en todo caso no muy rica, pues la señora de Prack hacía relativamente pocos gastos en aquel pequeño hotel de empleados y estudiantes pobres: llegaba siempre en simón, se iba de igual forma, y los hombres que traía estaban en general mal vestidos y parecían pertenecer a una clase inferior: pequeños sombreros hongo, largos gabanes ajados, bufandas deterioradas, pero, en su mayoría, eran singularmente ágiles y desenvueltos, con aspecto de gimnastas y de acróbatas, tanto que, al fin de cuentas me había quedado con la idea de que se trataba de una empresa de contratación para los music-halls y los circos de provincias, de la que la señora de Prack era la representante.
Las mujeres que traía eran más elegantes y, con sus cabellos teñidos con alheña, los ojos maquillados y la boca pintada de carmín, tenían entre ellas un aire de familia, actrices de pequeños teatros o camareras de restaurantes nocturnos; su forma de hablar en voz alta, las ropas chillonas, la gesticulación histérica, contrastaban con el tono y las maneras excesivamente sobrias de su amiga.”
─ Miguel Molina Alarcón: Esas paradojas nos la dan también uno de los creadores del dadaísmo Hugo Ball, que nos habla del dandismo de los pobres. Entonces... Realmente, ese elemento siempre asociamos el dandismo a una aristocracia, o lo que decías, la aristocracia a la intemperie y a la bohemia. También proviene de ese campo de vivir en un mundo al margen de la burguesía, al margen de todo esto, que también las sicalípticas vivían la bohemia y un dandismo que venían de la pobreza y luego se desarrollaba también en otra... ese carácter desclasado.
─ Gloria G. Durán: Efectivamente, sí. De hecho, además, la propia definición de la palabra sicalipsis es de un bohemio que dice Víctor Fuentes, un catedrático de Santa Bárbara (de California), que establece como tres promociones de la bohemia. Dice que Félix Limendoux era de la segunda promoción (entre comillas) de bohemia. Es esa promoción absolutamente fascinada por el mundo de París por toda esta literatura decadente, simbolista, por toda esta generación de personajes lánguidos, efímeros, blancos y ojerosos. Dentro de este lío digamos y fascinaciones múltiples, surge la palabra.
Sicalipsis
[Canción La Bella Dorita. Poco a poco (1933)]
Fui la otra mañana a comprarme guantes en una lujosa y fina guantería.
Vino el dependiente, mozo muy galante
y sirvióme lo que yo quería
al ir yo a probarme, me dijo el mancebo.
Déjeme, señora, yo se lo pondré.
Y un tanto azorado, empezó a meterlo...
─ Miguel Molina Alarcón:Igual que al principio hablábamos de que la historia se inventa, aquí se ha inventado sin recoger al primer inventor del término. Entonces, se ha generado una invención a través del tiempo. Pero también, la invención y una autocensura porque la Real Academia de la Lengua, en el diccionario, lo recoge en 1927. Y pone sicalipsis como pornografía (relativo). Hasta 1950 no lo cambia, porque estamos también en la posguerra, el Primer Franquismo.
Y hasta que no llega 1980, ya con la Transición, ya nos introduce la que ahora impera, que es malicia sexual o picardía erótica. Pero, ¿qué ha ocurrido? Que en cada momento se ha visto de referente (jamás Limendoux que nombrabas), no se ha recogido de él, se pensaba que era un error también de apocalíptico, de un editor, que quedó en sicalíptico. Pero justo en 1902...
─ Gloria G. Durán: En 1902 lo que sucede... Tú te comprabas en 1902, si tenías recursos y sobre todo si lo hacías de modo discreto, una revista que se llamó Las Mujeres Galantes. En su número 1, podías leer esto que vamos a leer:
Puntualizado lo que ha de ser este portfolio, réstame aún definir la palabra que nos hemos validado para calificarlo. Ha de ser altamente sicalíptico, dijimos en nuestro prospecto y como quiera que la palabra cae fuera del diccionario al igual de tantas otras que el vulgo ha consagrado adoptándolas para su uso particular, nosotros tenemos la pretensión de imponer el vocablo ante la imposibilidad de hallar otro que con exactitud sirva el concepto y traduzca la idea de esta publicación.
Sicalíptico es, para nosotros, y lo será para ustedes de aquí en adelante, todo aquello que significa el punto intermedio entre lo moral artístico y el desenfado sin arte, sin ser lo primero en absoluto, no llegar a lo segundo. Sin embargo, mantenerse en el justo límite y guardando su equilibrio inverosímil para no provocar la indignación y el anatema de los pusilánimes ni merecer el desdén de los que buscan excitantes, poderosos, para su gusto estragado.
Esto es lo verdaderamente sicalíptico. Recorriendo concienzudamente las interminables columnas del diccionario, que confeccionan nuestros inmortales, no pude dar con la palabra que constituyese el calificativo adecuado a esta publicación. Y ocurriéndosenos entonces que era más fácil acceder o inventarla que no retorcer el idioma con el eufemismo embarazoso y torpe.
Bien mirado, es más fácil inventar una palabra que un nuevo impuesto. Por ejemplo, sobre que la invención nuestra no perjudica a nadie, ni aún siquiera al hermoso idioma castellano, que puede ir enriqueciéndose de este modo. ¿Qué apuestan ustedes que, si nos lo proponemos todos, llegamos a imponer la palabra?
Vaya usted a oír cantar el tango de los lunares, ese que dice tengo dos lunares, tengo dos lunares. El uno junto a la boca. Y el otro, donde tú sabes. A una tiple que excede en picardía y en atención a la letra de ese número y que acompaña la música con movimientos lascivos sin que llegue sin embargo a lo indecente y convendrá usted conmigo en que aquella artista le entusiasma por lo que tiene de... Sicalíptico.
Coja usted un número de Vida Galante, la popular revista literaria que tantos admiradores tiene y ante una de aquellas páginas en color que representan la mujer hermosa dándose al público artísticamente entre sedas y encajes, no tendrá usted otro remedio que calificar aquel dibujo de verdaderamente sicalíptico. Y así, en todos órdenes del arte profano. ¡Oh, la Sicalipsis! ¡Es nuestro programa! Vale.
Firmado, Félix Limendoux
Las Mujeres Galantes, cuaderno núm. 1, 25 de abril de 1902.
[Canción La Bella Dorita. La vaselina (1933)]
Estoy muy sobresaltada,
Porque ya se acerca el día,
que del brazo de mi novio,
entraré en la vicaría.
Ya me han encargado el traje.
Es de encaje y seda fina.
Y mamá para ir de viaje,
Me ha comprado vaselina.
Todos me aseguran
que medida tal
es muy conveniente
para no andar mal.
Pero soy tan inocente,
Que no acierto a comprender
para qué es la vaselina
ni en qué sitio la pondré.
Si usted ya lo sabe,
me debe explicar,
si el día de bodas,
se debe de usar.
¿Sicalípticas dandis o Dandis sicalípticas?
Capítulo 2, parte 2: Y la mujer galante es una mujer dandi
─ Gloria G. Durán: Hola, soy Miguel Molina Alarcón.
─ Miguel Molina Alarcón: Adiós, soy Gloria G. Durán. Y entre nosotras, nosotros haremos.
─Gloria G. Durán: Nosotres.
Va a tocar el otres.
─ Miguel Molina Alarcón: Seguro que esperabais la e. ¿Y la “e” dónde está? La e se ha marchado. Oye, ¿no era la “e”?
─ Gloria G. Durán: Vale, repetimos.
─ Gloria G. Durán: Hola, soy Miguel Molina Alarcón.
─ Miguel Molina Alarcón: Hola, yo soy Gloria G. Durán. Vamos a estar a dúo en un equilibrio inverosímil.
Y la mujer galante es una mujer dandi.
[Eva Tanguay. I Don't Care, Nordskog Records (1922)]
Me tienen ustedes completamente sin cuidado. Hago lo que quiero, vivo cómodamente y no necesito dar cuenta a nadie de mis actos, ni de mis entreactos.
─ Gloria G. Durán: Félix Limendoux nos muestra una fascinante y “dandificada” mujer galante en el primer cuaderno publicado el 25 de abril de 1902. Y llama a la serie de fotografías "La Presuntuosa". En la primera foto, aparece ella vestida de caballerete, con unas calzas largas, unos calcetines negros, bailarinas y apoyada con cierta elegancia y tranquilidad mientras dobla su pie izquierdo hacia atrás con una chaqueta muy de señorito del siglo XIX y con una pajarita sobredimensionada con un broche muy femenino en el centro. El pelo rizoso, caído hacia un lado, pero muy corto.
─ Miguel Molina Alarcón: Foto 1. Se lo he dicho varias veces y jamás le he convencido de que soy cual heroína de Teófilo Gautier. Si me visto de muchacho como aquella se vestía, dejo atrás a la elegante señorita de Maupin. Tengo esbelta la figura, mi cabello es muy rizado y las líneas no delatan una gran desproporción. Hay pollitos por el mundo que se cuidan y acicalan de tal modo que resultan más femeninas que yo.
[Carmen Flores. La Despreocupada, Compañía del Gramófono (192?)]
Haré mi voluntad sencillamente.
Ya de tanto cinquil estoy cansada.
Para mí no hay ningún inconveniente.
Desde que pienso así me va muy bien.
─ Gloria G. Durán: Hay una segunda fotografía en la que nuestro caballerete, la señorita caballerete se sienta levantando esta vez su pierna derecha por encima de la izquierda. Adopta una postura, así como reflexiva. Está asícomo pensando y se ha puesto el monóculo, el elemento dandificado por antonomasia, ese que si lo dejas caer, parece que genera una especie de pantalla protectora entre el público y la misma dandi.
─ Miguel Molina Alarcón: Foto 2. No hay detalle ni postura que yo encuentre muy difícil cuando pienso de los hombres sus manejos imitar. Colocándome el monóculo y cruzándome las piernas, al más listo se la pego sin que dé con la verdad. Y si no, séame usted franco. ¿No estaría usted conmigo sosteniendo media hora una gran conversación sin la más leve sospecha de que fuese usted engañado? Mientras yo no le dejase mirar mucho al pantalón...
[Continúa música]
─ Gloria G. Durán: En la tercera fotografía le ha dado la vuelta a la silla y nuestro caballerete señorita dandificado a horcajadas con el respaldo soportando sus dos brazos. En uno de ellos lleva un cigarrillo y nos mira con la cara ladeada, como un poquito chulesca.
─ Miguel Molina Alarcón: Foto 3. Si fumase un cigarrillo, me parece que lo hago sujetándose a las reglas del más hábil fumador, pues sé tragarme el humo devolverlo en espirales y escupir por el colmillo sin maldita la aprensión. Sé montar en bicicleta, sé tirar una pistola, sé guiar un automóvil, sé vestir y montar. No hay detalle que yo ignore de manejo masculino. Hasta aquello más difícil suelo hacerlo siempre igual.
[Anuncio: No consiste más que en un monóculo sin cristal. Monóculo sin cristal, con el cual yo veo las cosas de relieve bien anotando todo lo que tienen de extraordinario. Monóculo sin cristal es la obsesión de mi servidumbre, porque no comprende cómo se puede usar durante el trabajo. Para los salones, tengo como invención de última hora, el monóculo de nuevo rico. Monóculo de nuevo rico, que brilla bajo la luz espléndida de las arañas y que le da a uno un tono de varón. De varón de algo. Con estos dos elementos sencillos, voy siguiendo la ruta de las cosas. También dependen mis observaciones de cómo observo vis a vis la realidad de la vida. Por ejemplo, mis observaciones del corral. Yo sé hacer el canto del gallo, que es una cosa que casi todo el mundo sabe, pero estas otras cosas más sencillas del corral. Por ejemplo, este despertar en la tarde caliginosa de todo el gallinero.
(Imita sonidos de gallinas)
Esta cosa lenta.
(Imita sonidos de gallinas)
Esos gritos de locura que brotan del corral caliente por agosto.
(Imita sonidos de gallinas)
Son alborozo de todo el pueblo. Son la rabia con que se señala toda la dimensión del paisaje. Todas estas observaciones de realidad unidas a mi monóculo sin cristal dan la base sincera de mi especie.]
─ Miguel Molina Alarcón: Bueno, escuchando a la mujer galante, pues me ha hecho pensar algo inverosímil, en la cual la mujer galante sin la galantería, ellos fueron primero. Ellas fueron, a través de la mujer galante, primero fueron dandi u ellos vinieron después. Esa paradoja es extraña. No tanto que ellas copiaron a ellos, sino fueron ellos que copiaron a las mujeres galantes que ya da de sí a la mujer dandi.
─ Gloria G. Durán: Y acuérdate, Miguel, que cuando yo te dije. “Ay, ya lo he encontrado”. Porque mi libro clave para la tesis fue “El aristócrata como artista”, que es un estudio del Honnête Homme del siglo XVII y del dandi del siglo XIX y efectivamente, el hombre honesto, la mujer honesta, el Honnête Homme son el origen de todo el sistema. Realmente, esta tipología social surge en los contextos de los salones. Por lo tanto, los contextos de los salones, que eran contextos femeninos y feminizados, con usos de relaciones muy femeninas, es el origen para que se reinvente en el siglo XIX la figura del dandi. Por lo tanto, el origen de todo este sistema que sería galantería siglo XVIII, dandismo siglo XIX, sicalipsis siglo XX, el origen son las mismísimas mujeres. Ten en cuenta que esto arrancamos en el siglo XVII, pero se hace más patente en el siglo XVIII, es el siglo del amor teatralizado, de lo que hablamos al principio: de lo velado, de ese ars amatoria. Es un amor exagerado y vivido a ojos del gran público mundano. Un amor en el que prima el deseo, la insinuación y la coquetería al difrute carnal, y que siempre juega con los dobles sentido de la peor doble intención, como el cuplé.
[Música:
Fui la otra mañana a comprarme guantes en una lujosa y fina guantería
Vino el dependiente, mozo muy galante, y sirvióme al punto lo que yo quería
Al ir yo a probarme, me dijo el mancebo: Déjeme, señora, yo se lo pondré
Y un tanto azorado, empezó a meterlo, y al verle nervioso, así le exclamé
Poco a poco, por favor]
─ Gloria G. Durán: Un amor en el que sus protagonistas contemplan la enfermedad de la sífilis, por ejemplo, el mal de Venus (que podía estar en el origen de esa S de Sicalipsis), como un síntoma de elegancia y saber estar. Esa especie de cadencia que luego retoman los escritores decadentes, esa languidez, esa delgadez, esas ojeras. En fin, que el siglo XIX y luego el XX retoman esos síntomas tanto de belleza y de relaciones más o menos fingidas que se originan en un mundo de mujeres, de mujeres galantes, por eso, la palabra galante, galantería está circunvalando todo el sistema de la Sicalipsis, de la literatura sicalíptica y de los cuplés. De hecho, estos lugares donde socializarse galantemente son lugares en los que uno había de ser un poco dandi. Andar con distinción, bailar con soltura y facilidad, moverse con lentitud y con comedimiento, conversar con acidez e inteligencia y por encima de todo, saber flirtear con aplomo, preparando el camino hacia el contacto amoroso.
[Hoy está usted más hermosa que nunca
¿De veras? No puedo cantar si no tomo un poco de champán
Deliciosa, deliciosa.
No hay vino para mí, como el champán licor.
Al recuerdo de aquellas mujeres que un día supieron conmover con la magia breve del cuplé, sea el homenaje de este mosaico de canciones famosas recogidas en una historia inventada que pudo ser real.]
─ Miguel Molina Alarcón: Entonces, ¿cómo sería un decálogo en dandi y su cuplé sicalítipco que lo demuestra?
─ Miguel Molina Alarcón: Uno: Insumisión y desobediencia y rebeldía.
[Conchita Piquer. Se dice, EMI Music Spain (1933)]
Que digan lo que quieran a mí qué más me da
Pues hace un rato largo que yo me convencí
Que el mundo entero es un patio de vecindad
Y hay que tomarlo así, da esa casualidad
Hay que tomar el mundo a broma
Viva el amor
Por un capricho de la vida si es menester
La vida es así
¿Qué le vas a hacer?
─ Miguel Molina Alarcón: Dos: Individualismo, orgullo, egolatría.
[Canción Lu Chamorro. La indiferente]
Critícame con saña, mucha gente por ser una criatura indiferente y dice que algo más, me da igual. Que yo podría estar como quisiera con una fortuna de primera. Si fuese más formal. Me da igual. Y no cambio de ideal porque soy de este modo y absolutamente todo me da igual. Y no cambio de ideal porque soy de este modo y absolutamente todo me da igual.]
─ Miguel Molina Alarcón: Tres: frialdad, displicencia, abulia.
[Canción Raquel Meller. Flor del mal, Odeón (1926)]
Que por mi eterna