Un recorrido de Alberto Medina y Daniel Pecharromán
La revisitación de las migraciones republicanas iniciadas a partir de 1936 adquiere más sentido que nunca dentro del contexto de crisis migratoria global de nuestros días. Ello hace que esta diáspora no suponga únicamente un simple recuerdo puntual del pasado, sino un proceso cíclico que conecta con la memoria de otras vidas errantes y toma auténtica corporeidad en nuestro presente, mostrándonos que todo hogar puede ser provisional.
Las personas que protagonizaron el exilio republicano se vieron afectadas por una fuerte crisis de identidad y un sentimiento de no pertenencia a ningún lugar. Se convirtieron así en autores de frontera, cada vez más distantes de las nuevas reglas del país que acababan de abandonar, al tiempo que se sentían ajenos en sus nuevos países de acogidas. Esta sensación de distanciamiento y de extrañeza, sin embargo, les permitió interpretar y abordar su tierra natal y sus nuevos hogares desde una perspectiva innovadora, hecho que se recogió en sus obras plásticas y textuales.
Este espacio plantea un recorrido por tales cuestiones a través de un conjunto de obras artísticas de la Colección y de lecturas seleccionadas de los fondos bibliográficos y documentales de la Biblioteca, construyendo así un paisaje complejo en torno a este acontecimiento histórico.
Obras
En este discurso que pronuncia Pilar Primo de Rivera a las mujeres de Cataluña, recogido en esta publicación de la Sección Femenina de la Falange Española y Nacionalista de las J.O.N.S, se hace patente el lenguaje autoritario y propagandístico del régimen político que se instauró a partir del fin de la Guerra Civil Española. |
La victoria Tras una cruenta guerra civil que enfrentó entre 1936 y 1939 a los partidarios de la República y a los seguidores del alzamiento franquista, la victoria final de estos últimos dio lugar a la instauración de un nuevo régimen dictatorial, autoritario, de ideología nacionalcatólica y estética fascistizada. Parte de la construcción de esta nueva España estuvo marcada por un proceso de violencia física, económica, política y cultural hacia los partidarios del bando republicano, miembros de organizaciones políticas y sindicales contrarias al nuevo régimen, y, en definitiva, hacia todos aquellos disidentes que no encajaban con los nuevos valores instaurados. Desde el punto de vista cultural, este periodo se caracterizó por una fuerte vigilancia a la producción literaria y artística a través de diversas herramientas de represión y censura. A pesar de este ambiente represivo, algunas personalidades cercanas a la República optaron por permanecer en el país, haciendo frente a su propio “exilio interior”, expresión usada para describir la situación de aislamiento y exclusión vivida por este grupo de artistas, intelectuales y escritores, y que dio lugar a producciones de estilo intimista e introspectivo que abordaban temas como la soledad, la impotencia y el desarraigo. |
Concurso de anteproyectos para Casa Sindical de Madrid Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo, 1948-1949 |
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La retirada y los campos Mientras que algunos republicanos decidieron quedarse en España y acatar las reglas impuestas por el bando franquista, muchos otros abandonaron el país hacia Francia y otros lugares de Europa por miedo a las represalias, huida que se ha denominado tradicionalmente como “la retirada”. Los migrantes españoles recibieron una acogida desigual: mientras que algunos fueron objeto de acciones de solidaridad, una gran mayoría fueron víctimas de una fuerte desconfianza, hostilidad, y xenofobia. Algunos exiliados fueron deportados a campos de concentración como Gurs, Argelès-sur-mer, o Saint-Cyprien, Barcarès, donde se encontraban sometidos a trabajos forzosos, hambre, frío y todo tipo de vejaciones. Otros fueron deportados a campos de concentración alemanes, como Ravensbrück o Mauthausen, registrándose en este último unas 4.700 muertes de españoles. |
La artista romaní Ceija Stojka vivió en sus propias carnes la experiencia de los campos de concentración, al ser deportada por el gobierno austríaco cuando sólo era una niña. Tras 35 años de silencio recuperó sus recuerdos del genocidio, como podemos ver en este fragmento de su obra Nous vivons cachés: récits d’une Romni à travers le siècle. |
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Ceija Stojka, 2003 |
León Felipe fue uno de los principales creadores del exilio tras la Guerra Civil, episodio que le marcó profundamente y ocupó una gran parte de su creación poética. En El llanto es nuestro, se puede apreciar la melancolía por la tierra perdida y, a la vez, una visión esperanzadora hacia el futuro que se les abría en el horizonte. |
Suspiros de España El abandono forzoso de su tierra de origen al que tuvieron que hacer frente los exiliados republicanos generó en ellos un grave trauma, con consecuencias como la aparición de un fuerte sentimiento de no pertenencia a ningún lugar. Esta diáspora fue muchas veces abordada por sus protagonistas desde una perspectiva individual e íntima, donde priorizaba la mirada nostálgica hacia lo perdido. Fueron frecuentes las piezas realizadas en formatos efímeros y pequeños, fruto de la urgencia y de una actividad remunerada dirigida a garantizar su sustento. No obstante, junto a ese sentir nostálgico, existió al mismo tiempo una gran conciencia colectiva que permitió el surgimiento de toda una serie de alianzas, afectos y sentimientos de apego entre estos apátridas y desposeídos. Es en esta naturaleza social y colectivizadora, generadora de fuertes vínculos comunitarios, donde reside la gran fuerza política de la diáspora republicana. |
Miguel Prieto, 1940 |
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Renau en México El destino que sufrieron muchos de los republicanos en los campos de concentración franceses desencadenó una gran campaña de ayuda y defensa por parte de intelectuales americanos como Pablo Neruda o César Vallejo, y sobre todo, por parte del presidente mexicano Lázaro Cardenas, dando lugar a una política bien definida por parte del gobierno del país. Se estima que fueron aproximadamente unos 20.000 los desplazados que llegaron a México. Analizando el perfil de los exiliados, sobresalen dos grupos principales: los niños y los intelectuales. Esta idiosincrasia dotó al exilio mexicano de una personalidad especial, donde los artistas e intelectuales españoles, como Josep Renau, enriquecieron todos los aspectos de la vida cultural del país gracias a su bagaje y experiencia al unir la perspectiva y visión de las dos naciones. Con la intención que pudieran continuar con sus actividades se creó la Casa de España (hoy Colegio de México) y contribuyeron a reforzar otras instituciones mexicanas como la Universidad Nacional Autónoma o el Instituto Politécnico Nacional.
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A través del cartel, Josep Renau supo desarrollar un lenguaje plástico donde tenían cabida tanto sus pretensiones artísticas como su activismo político. Sus diseños eran capaces de transmitir potentes mensajes que captaran la atención del espectador y que despertaran las conciencias de la gente. Función social del cartel recoge diversos escritos y reflexiones del propio Renau sobre el arte gráfico y su trayectoria artística.
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Comunicar, unir, integrar. Adolfo López Mateos Josep Renau, 1958 |
El surrealismo no solo tuvo desarrollo en el ámbito de las artes visuales: también abarcó la palabra escrita, donde se caracterizó por la aplicación de técnicas que implicarán el automatismo psíquico, es decir, la asociación de palabras e ideas aparentemente inconexas. Dorothea Tanning, vinculada con el surrealismo a raíz de su relación con Max Ernst, experimentó tanto el surrealismo visual como el escrito a través de su poemario Índice. |
El exilio surrealista en México El surrealismo fue una vanguardia artística que nació en 1924, a partir de la publicación del primer manifiesto surrealista por André Bretón. Los surrealistas imaginaron un universo lúdico, donde el racionalismo de la modernidad quedaba al margen para que las fuerzas del subconsciente, de lo irracional, y del sueño, tomaran el poder. La visita de Bretón a México (en la que estableció amistad con artistas e intelectuales como Diego Rivera, Frida Kahlo u Octavio Paz), así como la llegada de una buena parte de artistas exiliados que huían de los conflictos europeos (como Remedios Varo, Luis Buñuel o Leonora Carrington), implicó una especie de despertar del movimiento surrealista en el país, que se consolidó con la Exposición Internacional de Surrealismo organizada en 1940. La belleza convulsa del paisaje mexicano, la riqueza de las culturas precolombinas, el contacto con pueblos como los Tarahumaras, y la magia y las tradiciones ancestrales propiciaron una visión idealizada del país por parte de los integrantes del movimiento, que integraron en sus discursos plásticos y literarios parte de la idiosincrasia del país. |
Les vases communicants (Los vasos comunicantes) Diego Rivera, 1939 |
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Apátridas y naturales La naturaleza apátrida de los exiliados republicanos afincados en América hizo que surgiera en ellos una fuerte necesidad de reafirmar sus raíces y mantener una cierta conciencia identitaria. De esa actitud nació su participación en revistas como Romance, Cuadernos de México o España Peregrina en México; España Republicana o Realidad en Argentina; o España Libre en Chile. Pero al mismo tiempo que surgieron estos procesos de reafirmación identitaria, el contacto entre exiliados y latinoamericanos dio lugar a un fértil intercambio cultural, en el que los primeros incorporaron a sus vidas y producciones culturales rasgos, motivos y manifestaciones de los lugares en los que se instalaron. Muchos verían incluso América bajo un ideal de nueva tierra donde sería posible la instauración de la libertad y la paz, superando el mundo aborrecible que dejaban atrás.
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Fruto de sus primeros años de destierro en México, el artista José Moreno Vila, que formó parte de los primeros miembros de la Casa de España, compartió su visión del país en la obra Cornucopia de México. En este texto trata de explicar hacia afuera y hacia adentro su nueva patria para, al tiempo, explicarse y retratarse a sí mismo. |
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Cabeza de indio Eugenio Granell, 1944 |
Clement Greenberg es considerado uno de los principales críticos de arte del siglo XX, gran defensor de las corrientes formalistas y uno de los artífices del triunfo del expresionismo abstracto. En su artículo "American-type painting" recogido en Arte y cultura, pone de manifiesto lo que significó el expresionismo abstracto como cambio de paradigma dentro del arte de la época. |
El otro exilio Junto al exilio político, también existieron migraciones de personas que abandonaron España en busca de otras experiencias que les permitieran crecer profesionalmente. Este fue el caso de José Guerrero y Esteban Vicente, que se instalaron en Nueva York, ciudad que tras la Segunda Guerra Mundial se había convertido en el principal foco cultural del momento, desplazando a París. Ambos artistas se integraron con rápidez en el medio artístico neoyorquino, alineándose con los planteamientos pictóricos de la Escuela de Nueva York y participando en las primeras exposiciones de este movimiento, caracterizado por el desarrollo de tendencias abstractas informalistas y matéricas.
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In Pink and Grey (en rosa y gris) Esteban Vicente,1950 |
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La ciudad desnuda Muchos de los refugiados políticos europeos que llegaron a Nueva York quedaron profundamente impactados por su arquitectura de dimensiones desproporcionadas, el humo de los vehículos, el gran crisol de razas y culturas que poblaban la ciudad, el bullicio de las calles, plasmándolo de manera inigualable en sus obras. Sin embargo, otras personas que visitaron la gran metropóli norteamericana sintieron desde el inicio de su estancia una profunda aversión hacia el capitalismo y la industrialización de los ambientes urbanos, al tiempo que repudiaban el trato dispensado a las minorías raciales. En sus producciones culturales y visuales denunciaban la injusticia, discriminación y deshumanización de la sociedad moderna, reclamando una nueva dimensión humana donde predominase la libertad y la justicia, el amor y la belleza. |
En 1929, Federico García Lorca viajó a Cuba y Nueva York con el objetivo de impartir unas conferencias. Aun así, el motivo del viaje fue quizá un pretexto para cambiar de aires y huir del ambiente que le rodeaba. Lorca padecía en esa época una gran depresion, debido a un fracaso sentimental y al dilema interior que sentía por su sexualidad. En el poema “La aurora” de su libro Poeta en Nueva York, Lorca pone de manifesto la alienación, la desesperanza y el aire deprimente que respiró tras vivir en la gran urbe |
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Untitled (Subway Passengers, New York) (Sin título [Pasajeros del suburbano, Nueva York]) Walker Evans, 1938-1941 |
Max Aub fue uno de los intelectuales republicanos que más y mejor ha escrito y reflexionado sobre el tema del exilio. Toda la experiencia de su regreso fue anotada en sus cuadernos, reelaborados después en México. El resultado, La gallina ciega fue uno de los libros más duros y hermosos de nuestro exilio literario del 39, y una obra maestra de la literatura del retorno. |
La gallina ciega No es de extrañar que el principal anhelo de muchos de los protagonistas del exilio fuera la vuelta a la tierra perdida, aquella tierra idealizada por el recuerdo, la distancia, la nostalgia y el paso del tiempo. Para muchos republicanos, este regreso no tendría sentido hasta que la dictadura de España terminase y recuperara su condición democrática. No obstante, algunos no tuvieron la paciencia de esperar más de 30 años y regresaron a la España franquista por diversos motivos. Al margen de sus condiciones de regreso, fue común a muchos de ellos el no encontrar cumplidas sus expectivas una vez pisada la tierra que abandonaron. Las modificaciones impulsadas por el desarrollismo franquista y la educación nacional-católica habían transformado profundamente la sociedad española, borrando de la memoria colectiva la experiencia republicana. Al mismo tiempo, los propios migrantes habían experimentado profundos cambios como consecuencia del amplio bagaje de experiencias gozadas y sufridas a lo largo de su exilio. Sus sentimientos de no pertenencia a ningún lugar pueden resumirse en la tajante sentencia que lanzó el escritor Max Aub al regresar a España tras 30 años de exilio: “He venido, pero no he vuelto”. |
Paix désarmement pour le succès de la Conférence au sommet (Paz - Desarme para el éxito de la Conferencia cumbre) Pablo Picasso, 1960 |
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