La obra de Enrique Marty (Salamanca, 1969) se nutre de una larga tradición pictórica, a la que toma el relevo la fotografía y en la que lo cotidiano y familiar se convierte en un género con personalidad propia. La contemporaneidad da nuevos giros de tuerca en este universo, y lo aleja de la forma entre amable e integradora en la que aparece incluida esta temática en el arte de periodos anteriores. El proyecto pictórico La familia, entra precisamente en un doble diálogo con la propia Historia del Arte. De un lado, se alinea con una corriente de reivindicación de la recuperación, vigencia y pertinencia en un amplio sentido de lo barroco. En esta línea, la presentación abigarrada de las cerca de trescientas pinturas que conforman el núcleo central de la exposición lo pone de manifiesto. Por otra parte, acude a la fotografía como fuente primaria de su trabajo. El álbum familiar se convierte en una primera referencia iconográfica, en la que lo importante no es la variable estética, sino la carga emocional, afectiva, biográfica y narrativa que encierra la historia de la familia del artista.
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